Hace 31 años, el 12 de septiembre de 1992, tuvo lugar la histórica captura del líder de Sendero Luminoso, considerado el peor terrorista en la historia de Perú, en una residencia en el distrito de Surquillo. Tristemente, el 11 de septiembre de 2021, Abimael Guzmán falleció en prisión. Su detención renovó la esperanza en la población peruana.
En la noche del 12 de septiembre de 1992, mientras la vida cotidiana continuaba en las calles de Surquillo, un evento excepcional estaba a punto de ocurrir. En ese momento, varios agentes pertenecientes al Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Policía Nacional del Perú (PNP) dieron inicio a una operación que marcaría un punto de inflexión en los últimos doce años de la historia del país.
Una acción precisa y sorprendente en una residencia en el distrito de Surquillo llevó a la detención de Abimael Guzmán, líder del grupo terrorista Sendero Luminoso. La operación de captura se puso en marcha a las 8:14 de la noche.
La operación policial se mantuvo en un completo hermetismo, llegando al punto de que el entonces presidente Alberto Fujimori solo se enteró de la acción de inteligencia policial horas después de la detención. Los agentes del GEIN realizaron un seguimiento meticuloso, adoptando diferentes identidades como mendigos, recolectores de basura e incluso parejas de enamorados, lo que finalmente les permitió identificar la ubicación que servía como refugio al líder terrorista Abimael Guzmán. Conocida como la ‘Operación Victoria’, esta también culminó con la captura de Elena Iparraguirre, quien ocupaba un alto cargo en Sendero Luminoso.
Al día siguiente, un gran número de ciudadanos peruanos adornaron sus hogares con banderas, celebrando de esta manera el impactante golpe a la organización criminal que había causado estragos en la infraestructura pública y privada, además de haber cobrado miles de vidas a lo largo de doce años de violencia irracional. Durante ese período, habían devastado la economía nacional, alejado las inversiones extranjeras, frustrado las esperanzas de los jóvenes y sembrado el terror en la población urbana y rural con sus ataques y explosiones.
La captura de Abimael Guzmán Reinoso marcó el colapso de un supuesto mito creado por sus seguidores confundidos y fanáticos. Hoy, se conmemoran tres décadas de ese asombroso arresto, un acontecimiento de gran relevancia para el país y su perspectiva hacia el futuro.